DÍA 4
ETERNA
LA SAGA DE GRIMR, de Jérémie Moreau. NORMA (2020)
“Las riquezas mueren, los parientes mueren. Y tú también morirás. Pero sé de algo que no muere jamás. La fama de cada hombre muerto”
Eterna es la fama y múltiples son las formas en las que una persona puede labrársela. Bien es cierto que sin la adecuada transmisión de generación en generación y sin que se vea alimentada por elementos cercanos a la leyenda, ese halo en torno a una figura no acaba de cristalizar y cerrar ese solemne recubrimiento.
Las sagas escandinavas recogen episodios en los que se imbrican tradición y mito armando historias que han pasado a formar parte del imaginario colectivo de las culturas de esas regiones. En ellas, la fama de ciertos personajes ha pasado a la posteridad. Sin pretenderlo, y a base de vivir su vida tal y como le ha venido, la historia de Grimr cuenta con todos los ingredientes para convertirse en una de ellas.
El historietista francés Jérémie Moreau nos transporta con La saga de Grimr a la Islandia del siglo XVIII, un territorio dominado por los daneses y en el que acaecen diversas catástrofes (desde hambrunas a epidemias, pasando por erupciones volcánicas). En un país y en un momento en el que tener un apellido y pertenecer a una familia lo es todo, el pequeño Grimr queda huérfano y es secuestrado por unos traficantes de niños. La providencia, o ves a saber qué, hará que un peculiar personaje se cruce en su camino y se convierta en su mentor. Ese niño pelirrojo crecerá con una fuerza inconmensurable y con la desventaja de ser nadie, derivada de esa ausencia de estirpe familiar; desde el valor y la convicción de que todos somos dueños de nuestro destino, tendrá que ir haciendo frente a la demonización que le profesan y al mundo de injusticias y de sometimiento danés que ve alzarse contra él.
Atendiendo a aspectos narrativos, la vida de Grimr tiene tanto de iniciático como de épico, un recorrido que discurre paralelo a ese camino del héroe tan presente en la literatura, en un constante aprendizaje y superación de adversidades. Un rico elenco de personajes acompañan a Grimr en su crecimiento y peregrinar, reforzando ese viaje, enriqueciéndole a él y a la construcción de la trama.
No solo comparten protagonismo con Grimr, los paisajes naturales de Islandia, sus accidentes geográficos y la fuerza de los elementos se levantan majestuosos en las viñetas, de una gran belleza, una envolvente paleta de colores y con personalidad propia. Son fundamentales tanto en el argumento como en la narrativa y sin su concepción y representación, la obra no sería lo que es. La naturaleza está sensorialmente muy presente en toda la obra.
Tanto gráfica como narrativamente me parece un cómic de una gran intensidad, con una historia fascinante y un gran potencial para ser contada a viva voz (remite directamente a esas que los más mayores transmitían a los más jóvenes de la casa a la lumbre de un fuego cuando no había tantos medios para el entretenimiento) y una excepcional atención al uso de planos y a la composición de páginas. Una historia de las que hacen época, vaya.
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