Ir al contenido principal

#Reseñoviembre - DÍA 11

DÍA 11 - ESPECTRO


EL BOSQUE DE LOS SUICIDAS, de El Torres y Gabriel Hernández Walta. DIBBUKS (2011)

CUENTOS DEL BOSQUE DE LOS SUICIDAS, de El Torres y Fran Galán. DIBBUKS/ AMIGO (2016)

LA LLAMADA DEL BOSQUE DE LOS SUICIDAS, de Desiree Bressend y Rubén Gil. KARRAS. (2019)



El Torres es uno de los maestros del género del terror, además de uno de los guionistas más prolíficos del país. En clara sintonía con sus dibujantes crea atmósferas inquietantes, personajes ciertamente pertubadores y tramas en las que modula con maestría el grado de dramatismo para llevar al paroxismo a sus lectores, con lo que atrapa irremediablemente la atención de quien se aproxima a sus viñetas.
El malagueño propició el establecimiento en el mapa de turbadores lugares inventados de un espacio de ficción basado en un ya de por sí misterioso entorno real con El bosque de los suicidas (El Torres y Hernández Walta, Dibbuks, 2011).
Quizá hayáis oído hablar de Aokigahara, a los pies del monte Fuji, en Japón. Es uno de esos enclaves asociados a lo macabro, pues se trata de uno de los lugares donde más suicidios se contabilizan. En un impulso por frenar el efecto llamada y procurar recuperar la reputación del lugar, ya no se publican estadísticas locales de suicidios. La leyenda negra de la zona se retrotrae siglos atrás, cuando en épocas de hambruna, las gentes abandonaban allí a los familiares a los que no podían mantener.
Con semejante historial que llega a nuestros días (alguna publicación como El completo manual del suicidio, de Wataru Tsurumi [1993] lo recomendaba como el lugar idóneo para quitarse la vida) y la fecunda y rica mitología japonesa, no es de extrañar el preminente nombre que se ha labrado Aokigahara como lugar maldito y el tremendo número de leyendas a que ha dado pie.

Así pues, en ese El bosque de los suicidas se nos presenta a Ryoko, una guarda forestal del bosque encargada de ayuda a los espíritus de los suicidas, que vagan eternamente atrapados en y por el bosque, a alcanzar la paz. En ese tomo dibujado magistralmente por Hernández Walta (La Visión) a partir de la historia de Alan y Masami se nos habla de la soledad, con un estilo clásico narrado en un dos por tres. Más tarde llegó Cuentos del bosque de los suicidas, publicado en inglés para el sello Amigo y en castellano en Dibbuks, una suerte de complemento para ese tebeo anterior en donde El Torres se asocia con el dibujante sevillano Fran Galán (Goya, Kniths Temporal). Compuesta por Retorno y Sacrificio, dos historias cortas ambientadas a los pies del monte Fuji, el género de terror en el que se encuadran se intensifica en el blanco y negro con el que los trazos del dibujante hispalense materializan en pavorosas figuras el horror y representan el misterioso halo de quietud de la naturaleza y la cotidianidad de los escenarios de factura humana. Y en 2019 son Desiree Bressend y Rubén Gil quienes retornan a Aokigahara auspiciados por El Torres en su nueva andadura editorial, el sello Karras, en La llamada del bosque de los suicidas. El color en la concepción gráfica retorna al bosque maldito, con un estilo que recuerda a esos grabados japoneses, con unas pinceladas en rojo, azul y tonos en sepia. Y también regresa la guarda forestal Ryoko, en una trama nuevamente desencadenada por la presencia de un Gaijin (un no japonés), donde la responsabilidad y el peso de las convenciones y tradiciones está más que presente.


Comentarios

Entradas populares de este blog

#Reseñoviembre - DÍA 08

  DÍA 08 BOSQUE BUH , de Andy Runton. THULE EDITORIAL (2012-2013) Es en el bosque, en la copa de un frondoso árbol, donde vive Buh. Buh es un búho bondadoso, generoso con su entorno, siempre dispuesto a ayudar en cuanto percibe que alguien pasa por un apuro y todo un amante de la naturaleza en la que vive. Es ese el escenario de su día a día y en donde va conociendo a diferentes criaturas y entablando nuevas amistades. No hay duda, la radiografía de este buhito bastante solitario muestra su amabilidad, bondad y humanidad. Buh es el personaje principal de una serie de tebeos protagonizados por animales que, en algunas ocasiones, adquieren rasgos antropomórficos: Buh practica la jardinería, visita con asiduidad el vivero que regenta el mapache, realiza diferentes trabajos manuales y otros semejantes a los que cualquiera podemos desempeñar durante una jornada normal. Se trata de un cómic en blanco y negro, mudo, con trazos redondeados (de gran dulzura) que aúnan la sencillez y el detalle

#Reseñoviembre2020 - DÍA 5

DÍA 5 CURIOSIDAD CASABLANCA, MADRID, PARÍS , de Óscar Sanz. GP EDICIONES (2020) ¿No habéis sentido jamás la curiosidad (los que no sois creadores) de presenciar la gestación y el crecimiento del día a día de un proyecto que acaba plasmándose en viñetas y a la venta en cualquier librería, quiosco o supermercado cultural? Yo sí, mucha. Y he tenido la suerte de poder saciarla viendo muy de cerca cómo se hacía el tebeo Casablanca, Madrid, París , de Óscar Sanz, que GP ediciones se atrevió a lanzar durante el confinamiento. El tiempo de cocción es variable para cada proyecto, pues siempre inciden factores relacionados con el proceso creativo, decisiones editoriales o vicisitudes de carácter más mundanas (trabajos alternativos, mudanzas, etc.). Algo más de dos años ha costado recrear en un cómic la gesta de la consecución de la Recopa por parte del Real Zaragoza el 10 de mayo de 1995 desde la perspectiva del entonces entrenador Víctor Fernández en una doble línea narrativa. Finalmente vio la

#Reseñoviembre2020 - DÍA 26

 DÍA 26 SUMERGIDA DOLORES , de Bruno Loth. PONENT MON, 2020 Los recuerdos de tiempos pasados emergen en personas de edad avanzada con algún tipo de enfermedad neurodegenerativa. Me acuerdo de la época, cuando era pequeña, en la que mi abuelo comenzó a olvidar sistemáticamente: lo que había bajado a comprar, qué había comido el día anterior, donde vivía, quiénes éramos. Mientras perdía una parte de sus recuerdos, otra fue ganando presencia y casi, puedo decir, sustituyendo a la anterior: solo hablaba de sus años jóvenes, cuando trabajaba de sol a sol en el campo y se dedicaba a sus animales. Por supuesto, las personas de su presente ya no existíamos; eran las del pasado, con las que se había relacionado muchas décadas atrás, las que nos habían sustituido, volviendo a su día a día. Algo similar le sucede a Marie, el motor del relato argumental de Dolores , de Bruno Loth (Ponent Mon), pues sumergida en su memoria se encuentra la historia que ejerce de argamasa entre pasado y presente. Y e