LA FELICIDAD, CARIÑO, ES PARA MALGASTARLA, de Josema Carrasco. OLIFANTE (2019)
Tan solo he sido capaz de aprenderme de memoria dos poemas y aún, a día de hoy, recordarlos.
El primero de ellos hace ya mucho tiempo, en la escuela, cuando la nota de una lección oral ante la clase dependía del número de versos olvidados o de las sílabas mal entonadas. Clásicos por obligación a una edad en la que no llegaba a comprender el alcance de la poesía.
El segundo, hace bien poco, cuando un compañero me regaló formar parte de un proyecto personal: poner voz a uno de sus poemas. Aprehender Duermes…, comprender el sentir que se desliza a través de unas certeras palabras escogidas con mimo y empaparme de su métrica, tal fue mi cometido llevado a cabo con el deleite de quien se enfrenta a cualquier primera vez. Y es que recitar cascadas de sentimientos de propiedad ajena es toda una responsabilidad.
71 poemas conforman LA FELICIDAD, CARIÑO, ES PARA MALGASTARLA.
Su autor, un alma de poeta que se ha labrado un nombre en el mundo de la ilustración y del cómic. Josema Carrasco maneja los lápices con soltura y delicadeza. Insertos en una suerte de poesía gráfica en que ha reunido ambas pasiones (y artes) le ha dado la dimensión gráfica a obras como Mapa de besos, con poemas y canciones de Ángel Petisme y Espectral. Cómic, a partir de poemas de Ángel Guinda. Esa querencia por la poesía que le ha venido acompañando siempre, mantenido sus composiciones para sí, se libera ahora en forma de palabras y en formato papel y libro gracias a Olifante.
Las palabras le salen de muy dentro en un poemario sincero, escrito a pie de calle, con múltiples referencias a la cultura popular, coloquial, con una base gráfica innegable, pensado para que vaya de boca en boca, deliciosamente salvaje o salvajemente delicioso, no sé. Elementos de nuestro día a día, personas de las de verdad, objetos cotidianos y prosaicos que forman parte del imaginario colectivo y del paisaje urbano, sentimientos puros y sentidas pasiones en forma de versos que ponen al desnudo su alma en un acto desvergonzamente íntimo.
Poesía urbana que saborear y disfrutar, como esa felicidad de la que Josema Carrasco hace gala.
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