En
los tiempos que corren, en que toda la información parece estar
disponible a golpe de teclado, es reconfortante saber que (al menos
esa es mi opinión), Google no tiene la respuesta para todo. Y es que
sí, sufrimos de infoxicación pues es ingente la información de la
que disponemos y a la que podemos acceder con solo echar una mirada
en la red, somos como la canción de Queen I want it all and I
want it now, lo quiero todo y lo
quiero ya.
Pero en ocasiones,
afortunadamente, es imprescindible
una buena dosis de paciencia y es
obligatoria
una minuciosa
labor de investigación y
documentación para
desentrañar las lagunas que plantean algunos momentos de la historia
o personajes concretos.
Freddie Mercury y los suyos "I want it all" (The Miracle, 1989)
¿Qué
es lo que hay que hacer, entonces, con
ese autor
que llega a nosotros como por
casualidad y se nos mete
entre ceja y ceja? A
base de tesón y de tirar de un
hilo que
no sabes a dónde te puede conducir,
hay que seguir las
pistas a las que conduce la escasa información de la que se
dispone, confiando en los indicios, en la intuición o en todo el
bagaje del que uno dispone,
cotejando datos, accediendo
a las fuentes y recopilando
minuciosamente todos los detalles.
Cuestión de
dejarse
llevar, vaya,
disfrutando del momento y sorprendiéndose
con cada descubrimiento.
Y
la cosa puede complicarse
sobremanera si resulta que, pongamos por caso, el ilustrador al que
intentamos seguir el rastro ha usado un buen número de seudónimos
(Asha, Asháverus, Sancho,
Pedro, Juan Miti...), ha
realizados trabajos de lo más variopintos: desde ilustración para
textos y publicaciones
infantiles
a viñetas o tiras
anticlericales y
de sátira política,
y se ha movido por diferentes
países (Bélgica, Francia,
España, Argentina) en una
época en que la censura al régimen de
un país era un
hecho reprobable, perseguido
y punible.
De esa guisa y con semejante
cóctel entre las manos me imagino a Dionisio Platel en su
investigación sobre Asha o Didier Dubucq, en plan arqueólogo de la
historieta de nuestra país. Porque, entre otras cosas, eso es lo que
es. Dionisio Platel es un todoterreno en el mundo del tebeo. A
diferencia de Asha, él no lo ha puesto difícil a los
investigadores del futuro que quieran saber quién es él,
pues en todos sus trabajos
aparece su nombre o
iniciales.
Dionisio es investigador,
teórico y divulgador: escribe en el blog El rincón de Taula, colaborador de
Tebosfera y Thermozero, participó en la elaboración
del Gran Catálogo de la Historieta. Pero también es autor
de historietas. Sus historias e ilustraciones han aparecido en
fanzines y revistas como El Balano,
TVO,
La Maga, Pluma en almíbar o Supermaño. Como
miembro activo de la Asociación Malavida hasta hace poco, ha
colaborando en la revista y en tebeos publicados en la Editorial
Cornoque, en exposiciones colectivas e impartiendo talleres.
Exposiciones como Una vida de tebeos y Francisco Ibáñez,
el mago del humor llevan su sello. Y por si fuera
poco, es editor de Taula ediciones junto a Joaquín Campo.
Una de las labores más
interesantes que desempeña Taula es la recuperación del patrimonio
de la historieta española. Han editado Las Fantásticas Aventuras
e Tito y Tif, de Joaquín Xaudaró, la que podría considerarse
como la primera historieta larga de nuestro país que data de 1915. Su sello Tebeos de oro se enmarca en esa línea de dar a
conocer las historietas de esos ya olvidados autores que, en su
momento, poblaron un buen número de publicaciones. Son los trabajos
de Ernesto Pérez Donaz y de Asha, precisamente, las dos series
abiertas en estos momentos.
La serie “Historietas de
Asha”, en formato apaisado y blanco y negro, reúne en los dos
primeros números historias cortas, mientras que el tres y el cuatro
recoge la historia larga “El crimen del arrabal”.
Uno de los aspectos más
destacables de la edición de esta recopilación de las obras de Asha
es la completa información que sobre el autor acompaña a las tiras.
Supone, además, una estupenda forma de ver cómo trabajan los
arqueólogos de la historieta, pues en un ejercicio de sinceridad,
Dionisio ha dejado plasmado en cada uno de los 4 números de los que
hasta ahora compone la serie la sucesión de descubrimientos que le
llevaron a asociar a una solo persona, Didier Dubuqc, dibujos
con diferentes firmas y cómo avanzaba en su inventigación.
Así, además de devolverle el
nombre a Asha, historietista y periodista liberal, anticlerical,
crítico con el sistema, pero versátil en su obra capaz de amoldarse
al encargo que fuera, y recuperar sus creaciones, Taula ediciones nos
obsequia con un diario de descubrimientos que documenta todos los
avances tratando de dotar de un entorno a ese artista.
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