EL VIAJE A LA LUZ, de Ruma Barbero. (Ediciones Marmotilla, 2019)
Las viñetas se presentan como válidos vehículos de la memoria histórica de nuestro país, memoria que va tomando cada vez mayor presencia completando una historia a la que le faltaban piezas fundamentales para entender el presente. Los tebeos están dando voz a historias familiares y anónimas que han permanecido en cajones, durmiendo el sueño de los justos, esperando que alguien las devolviera a la palabra.
Así, los creadores ejercen de cronistas de otros tiempos que nos les ha tocado vivir pero que han llegado a ellos a través de la palabra o de los recuerdo en forma de fotografías, testimonios de allegados, conocidos o encuentros documentales fortuitos. Valiéndose del lenguaje y los recursos propios del medio, los historietistas levantan una recreación histórica que puede tomar forma de memoria familiar, biografía, ficción histórica, ensayo, actuar de mero escenario para una trama paralela o, por ejemplo, tomar ingredientes de cualquiera de esas tipologías anteriores para conformar un personal híbrido que responda a las necesidades creativas del autor.
Tal es el caso de El viaje a la luz, de Ruma Barbero (Marmotilla, 2019), un tebeo ambientado en el concejo asturiano de Ponga de los años 50 en el que realidad y ficción se entrelazan a partir de las historias familiares repetidas de padres a hijos.
Ruma Barbero es historietista, maquetador, ilustrador, diseñador de libros y discos, músico y letrista. Un amante de la cultura y del folklore de su tierra muy conocido en el ámbito local y también muy premiado en la conjugación de cómic y lengua asturiana. Ha ganado en tres ocasiones el "Premio Alfonso Iglesias" (en 2009 con Manzajú, en 2015 con El viaxe a la lluz y en 2019 con Seltegu), un galardón de cómic en lengua asturiana convocado desde la Dirección General de Política Lingüística del Gobierno de Asturias. Su blog/ fanzine Aguantando Cachones recoge una serie de historietas, trabajos y viñetas en las que se dan la mano los principales denominadores comunes de su obra: folklore y lengua. Es también responsable de La Chelita. El Salvador 1992 (Dolmen, 2013), un tebeo sobre Charo Borreguero, "La Chelita", en su viaje a El Salvador en 1992 para formar a maestros y ayudar en la recuperación de un país que iniciaba el difícil camino hacia la paz tras una cruenta guerra.
Ediciones Marmotilla, surgida del propósito de publicar estudios teóricos sobre cómic, publicó en castellano a finales de 2019 El viaje a la luz. Un tebeo que muestra y se nutre de las pequeñas historias que no suelen figurar en la Historia, pero que configuran la historia de nuestras familias y la nuestra propia. Sus viñetas reflejan como esa situación que trajo la dictadura a tantos y tantos hogares, las penurias y los miedos o la tan temida autoridad que imponían las autoridades competentes, se intercalaban con el día a día del pueblo y las cuestiones más mundanas de sus vecinos. Los sinsabores se entremezclan inevitablemente con instantes de ilusión o de cordialidad, un resquicio de entrada a la luz en épocas ciertamente grises. Retazos de gentes corrientes con sus preocupaciones, enamoramientos, retratados en sus quehaceres diarios derivados de la ganadería, en sus reencuentros tras largo tiempo sin contacto o en sus ratos de asueto en cordial hermandad, son los que pueblan las viñetas. El trazo limpio del dibujo presenta un toque caricaturesco que suaviza las escenas más crudas e inquietantes, que se alternan con otras más amables con ciertos detalles de comicidad. Las composiciones de página y el uso de onomatopeyas, así como la recreación de los diferentes espacios (montes, arquitectura civil) confluyen en una cuidada narrativa que se antoja ágil y que transmite y emociona al lector. Un recurso interesante que incorpora al relato y que incide precisamente en esa narrativa es el color: la alternancia del dibujo sombreado y en color y el intercalado de hojas de color blanco, azul, sepia, negro, verde y naranja.
Leer nos enriquece. Conocer nos capacita para ir completando esa sesgada imagen que se nos ofrece de la Historia. Con trabajos como este, las viñetas siguen (de)mostrando que son eficientes instrumentos para contar, recordar, conocer, recrear y completar esa Historia.
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